Editoriales y Columnistas Editorial13 de agosto, 2008
Por Nelson Francisco Muloni
http://www.agensur.info/columnas/o_20080813_01.htmlLa infancia tiene sus propias maneras de ver, pensar y sentir; nada hay más insensato que pretender sustituirlas por las nuestras. Jean Jacques Rousseau
El gobierno de Juan Manuel Urtubey expuso, con la peor de sus crueldades, su pelambre reaccionaria sólo comparable a la urdimbre autoritaria de su predecesor, Juan Carlos Romero, ambos en el marco suntuoso de la altanería presidencial kirchneriana que los empardó con sus cuestionables métodos de hacer política para terminar canjeándolos a valores misérrimos de mercado. Así, Romero se trastocó senador nacional con la foto de Cristina, y Urtubey se travistió de Romero en su versión xerox, con ausencia total de la savia que circula en las venas de la humanidad: sangre. Los que quieran seguir creyendo en estos espantajos posmodernos, anteponiendo supuestos "cambios" donde hay continuidad, y "derechos humanos" donde sólo hay un cinismo que le ha demacrado la cara a la democracia, allá ellos. Seguirán los chorros mediáticos desde las cuadrillas oficialistas ventilando la innecesaria obsecuencia de los ministros del gabinete urtubeycista mientras en la calle, la gente, es decir, la humanidad, se desloma de angustia por los hijos que ha parido para carne de cañón del poder político.A una seguidilla de actos "indemocráticos" (un neologismo inexistente, pero necesario), Urtubey le ha sumado, ahora, la sordera del pazguato: el clamor por un cambio en serio sólo repercute entre los que fueron víctimas de la incontinencia verbal del ex candidato cuando prometía lo que sabía que, en el territorio kirchneriano al que pertenece, jamás iba a cumplir.
Así como Cristina cree en el INDEC de Guillermo Moreno, Urtubey, la inverosímil fotocopia romeriana, cree en la policía de Salta. Una policía que, tras apalear a maestras, vecinos desarraigados de la vida, aborígenes hambrientos y periodistas esforzados, se aposentó en un "autoacuatelamiento" ilegal, ilegítimo y vistoso con la complacencia de pelotudos premiados de cargo en cargo.Esta misma policía que el lunes pasado, en el parque San Martín, arremetió contra niños estudiantes de Bellas Artes que hacían rodar en los horizontes de la traviesa pelota de fútbol su futuro arrinconado. Chicos de dieciséis años, tragándose la vida como pueden porque muchos de ellos suelen andar con el hambre dándole urticarias al estómago. Niños que, en otra indecencia urtubeycista, van desde la calle 20 de Febrero al 600, sede de la escuela "Tomás Cabrera" de donde son alumnos, al Hogar Escuela, frente al parque, a tomar su clase de educación física porque en su colegio, no hay espacio. Más allá de la impertinencia del poder hacia la educación, los niños de este lunes, salieron a buscar el aire de lo que mejor saben hacer: divertirse.La Guardia Montada de la Policía (o como se llamen los escuderos de Belcebú), intimó a los estudiantes a dejar el lugar donde jugaban el picado futbolero y parrandero. Recibieron como respuesta un pedigüeño "un ratito más" de los niños, lo que desató la ira de los uniformados. Rebenque en mano, jineteando la violencia, la dieron contra los "desobedientes" muchachos. Muchos de ellos huyeron y otros fueron apresados. Vilmente sostenidos con la ayuda de un móvil del 911. Siendo menores, fueron trasladados a la Alcaidía del Poder Judicial de donde los retiraron sus padres.¿Qué tipo de política del desmadre indecente y reaccionario es ésta que se aplica desde hace una docena de años para sostener un poder que, hoy por hoy, resulta de inicua factura antidemocrática? Así como la continuidad del derrotero romeriano sigue tan vigente como la Cruz del Sur, la mismísima policía de los garrotes sociales está tan fortalecida como entonces. Urtubey la conduce ahora, con la anuencia de los demás poderosos.Pero además, Urtubey ya se asume como lo que no dijo que era: un joven mentecato, anhelante de poder, al que no le importan los cueros de docentes, vecinos o jóvenes, puestos como territorio de experimentación de la violencia policial que se exhibe con la impudicia de la extrema cotidianeidad. Urtubey es eso y nada más que eso. Los que lo justifiquen aún, por las dudas, deberían aprender aquel tango que Edmundo Rivero registró con maestría creadora: "Araca la cana".Esta "kana k", espasmo de la vetustez autoritaria de hace más de un cuarto de siglo, debe ser encuadrada, nomás, en las leyes y denunciada junto a los responsables de sus arbitrios. Y a esta "caballería rusti-kana" que aleteó por el parque derrumbando críos, debieran recordarle aquella frase de don Jacinto Benavente: "En cada niño, nace la humanidad". Informe final: Los padres de los alumnos golpeados por la policía de Urtubey el lunes pasado en el parque San Martín, denunciarán penalmente a esa fuerza y responsabilizarán al (flamante) ministro de Justicia, el romeriano Pablo Kosiner. © Copyright Agensur.info